Los queloides son lesiones
en la piel que se forman por crecimientos exagerados del tejido fibroso en el
sitio de una lesión cutánea. La piel puede sufrir alteraciones y lesiones como
consecuencia de incisiones quirúrgicas, heridas traumáticas, quemaduras,
varicela, acné, radiación e incluso pequeñas raspaduras. Los queloides se van
formando a medida que pasa el tiempo cuando, sobre las cicatrices, se produce
una cantidad excesiva de colágeno.
Aunque los queloides no
representan un peligro para la salud, la mayoría de personas lo consideran un
problema estético que puede afectar la belleza. Por suerte, es posible
disminuir la apariencia de los queloides con la aplicación de una serie de
remedios caseros que, gracias a sus propiedades, recuperan la textura y la
salud de la piel. Para que no tengas que tomar medidas extremas y costosas.
A
continuación te compartimos los mejores remedios naturales para atenuar los
queloides.
Vinagre de sidra de manzana
El vinagre de sidra de
manzana es un producto muy económico y bueno para la salud de la piel. Este
ingrediente natural puede ayudarte a disminuir los queloides, siempre y cuando
seas constante con su aplicación.
¿Qué
debes hacer?
Aplica un poco de vinagre de
manzana directamente sobre la zona afectada y realiza suaves masajes para que
la piel lo absorba completamente.
Deja que se seque algunos
minutos y repite el proceso para que sean más efectivos los resultados.
Realiza estas friegas dos o
tres veces al día, durante cuatro o cinco semanas.
En caso de presentar alguna
reacción alérgica al usar vinagre de manzana puro, se recomienda diluir en
partes iguales con agua.
Bicarbonato de sodio
Ya conocemos muchas de las
bondades del bicarbonato de sodio, tanto a nivel medicinal como en la belleza.
Este ingrediente tiene una poderosa acción abrasiva y exfoliante que también
puede ayudar a reducir la apariencia de los queloides.
¿Qué
debes hacer?
En un recipiente, mezcla una
parte de bicarbonato de sodio por tres de agua oxigenada y forma una especie de
pasta.
Aplica la pasta directamente
sobre la zona afectada para reducir la inflamación y acelerar la curación.
Repite este tratamiento de
tres a cuatro veces al día.
Jugo de limón
Gracias a sus altos
contenidos de vitamina C, el jugo de limón es un excelente aliado de la salud de
la piel, capaz de atenuar cicatrices y queloides. Utilizándolo frecuentemente
vas a notar, en muy poco tiempo, una mejora significativa en el color, textura,
apariencia y flexibilidad de la cicatriz.
¿Qué
debes hacer?
Antes de ir a dormir,
aplícate un poco de jugo de limón directamente sobre la zona afectada.
Déjalo actuar durante media
hora y enjuágalo con agua tibia.
Repite este tratamiento
todas las noches.
Áloe vera
El áloe es un ingrediente
natural que desde hace muchos años es utilizado en la belleza por sus bondades
para la piel. Este ingrediente tiene propiedades hidratantes, antibióticas y
regeneradoras que pueden ayudar a atenuar los queloides, al tiempo que protegen
la piel de infecciones.
¿Qué
debes hacer?
Con un poco de agua tibia,
limpia bien la zona afectada por los queloides.
Extrae el gel de áloe vera y
aplícalo directamente sobre las cicatrices, dos veces al día.
Sándalo y agua de rosas
El sándalo tiene propiedades
regeneradoras que ayudan a reducir las cicatrices y a mantener la juventud de
la piel. Por su parte, el agua de rosas tiene propiedades tonificadoras que
ayudan a conservar su textura y firmeza. Al juntar estos dos ingredientes
podrás obtener un excelente remedio natural para combatir los queloides.
¿Qué
debes hacer?
Prepara una pasta espesa de
polvo de sándalo y agua de rosas.
Limpia bien los queloides y
aplícate la pasta antes de ir a dormir.
A la mañana siguiente, debes
enjuagar la zona con agua tibia.
Repite este tratamiento
todos los días, durante dos meses seguidos.
Ajo
Un ingrediente tan medicinal
como el ajo también puede ser un gran aliado para la salud de la piel y la
eliminación de queloides. El ajo previene la proliferación de fibroblastos
excesivos, que son los que forman los antiestéticos queloides.
¿Qué
debes hacer?
Tritura un ajo crudo y
aplícalo directamente en la zona afectada, durante 10 minutos.
Pasado el tiempo
recomendado, enjuaga con agua tibia y repite el tratamiento todos los días.
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