¿Has sufrido en alguna
ocasión una neumonía? Si es así, ya conoces la gravedad de esta situación. Y
sobre todo, la importancia de estar prevenidos sabiendo reconocer los síntomas
que la acompañan. Debemos tener especial cuidado con niños y ancianos, ahí
donde la incidencia puede ser más peligrosa.
Como te hemos dicho en
numerosas ocasiones, será siempre tu médico quien te marque el tratamiento que
debes seguir. Ahora bien, nosotros, por nuestra parte, te aportamos sencillos
consejos naturales que te serán de gran ayuda. Tu salud lo merece.
¿Qué causa una neumonía?
La neumonía es una
enfermedad muy frecuente. Seguro que conoces a una o varias personas que la han
sufrido en alguna ocasión. De hecho, es bastante habitual entre la población
más anciana. Son ellos precisamente quienes presentan más riesgo, dado su
debilidad y por el hecho de tener un sistema inmunológico a veces más
vulnerable; vale la pena tenerlo en cuenta.
La neumonía es una infección
del pulmón originada por la presencia de diversos microorganismos que atacan a
los alvéolos. Los enferman y los inflaman. Virus, bacterias, hongos… aunque la
bacteria más frecuente en toda neumonía es, sin duda, el neumococos. Te
pondremos un sencillo ejemplo para entenderlo mejor:
Nuestras vías respiratorias
tienen mecanismos de defensa naturales que evitan cada día que las bacterias
lleguen al pulmón. Lo primero que hacemos para “repelerlas” es toser. Luego,
disponemos de numerosas células que nos ofrecen inmunidad, que nos protegen
frente a esos pequeños enemigos del exterior.
¿Pero qué es lo que sucede
cuando sufrimos una neumonía? Que, normalmente, nuestro sistema inmunitario
está algo débil. Es entonces cuando estas bacterias llegan a los alvéolos y,
como resultado, nos enferman.
Otro origen que hay que
tener en cuenta es por ejemplo si eres fumador/a. También si tienes diabetes,
problemas de riñón o de hígado. En estos casos, nuestro sistema inmunitario
también se puede debilitar y seremos más vulnerables a este tipo de bacterias.
¿Qué síntomas suele presentar una neumonía?
En primer lugar hemos de
decir que la gran mayoría de los síntomas que presenta la neumonía son
variables. De ahí que debamos hacer dos distinciones básicas que hay que
conocer:
Neumonía típica: En
este caso los síntomas pueden aparecer de pronto o en un intervalo de entre 2 o
3 días. ¿Y qué es lo que sentimos? Mucho cansancio, dolor en el pecho, como una
presión con la que nos es complicado incluso respirar con normalidad. Tenemos
una tos fuerte donde cabe la posibilidad de expulsar cierta mucosidad. Siempre
aparecen unas décimas de fiebre y escalofríos.
Neumonía atípica: En
este caso los síntomas suelen ser más complejos, por lo que es frecuente
confundirla con otras enfermedades. Sentimos dolor de cabeza, dolor de las
articulaciones, fiebre, malestar muscular, tos muy seca y sin expectoración (a
diferencia del caso anterior). También hay cansancio, pero cabe señalar que el
dolor torácico es mucho más débil que en la neumonía típica.
Como ves, los síntomas son
muy característicos. Los consideraremos siempre de gravedad en el momento en
que veamos que las pulsaciones son muy rápidas, que sentimos ahogos e incluso
pérdida de conocimiento. La fiebre alta también es peligrosa así que, ante
cualquier duda, cualquier preocupación, no dudes en acudir al médico. Y una vez
más, recuerda: cuidado con los niños y con los ancianos.
¿Qué tratamiento natural podemos seguir en casa?
Como ya te hemos señalado al
inicio de este artículo, serán siempre nuestros médicos quienes nos den las
pautas que debamos seguir. Hay veces que es suficiente con una determinada
medicación; en casos más graves, se requerirá de una hospitalización. Pero no
te preocupes, generalmente se resuelven bien, a no ser que el enfermo sea una
persona de edad muy avanzada.
Mientras,
en casa, podemos ir siguiendo estas sencillas pautas:
1. Baños de oxígeno
¿Para qué sirven?
Básicamente para despejar, para desinflamar. El vapor caliente de un baño nos
permitirá ir eliminando la resistencia de la mucosidad en los alvéolos y abrir
además las vías respiratorias, lo que nos permitirá encontrar alivio.
Para ello, deberás llenar la
bañera de agua bien caliente. Añade una taza (200 gramos) de sal gorda, más dos
vasos de agua oxigenada (unos 400 ml). Relájate en el agua y respira con
normalidad envolviéndote con este vapor. Disfruta de este baño de oxígeno al
menos durante 20 minutos. Hazlo todos los días.
2. Infusión de jengibre
Estamos seguros de que
tienes raíz de jengibre en casa. Ya conoces sus propiedades, ya sabes lo
medicinal que resulta esta planta natural capaz de desinflamar, de curar. Puede
actuar como un antibiótico y un calmante sin ningún efecto secundario. Así que
no lo dudes, prepárate al menos dos infusiones al día.
3. Remedio de ajo y cebolla
Puede tener mal sabor, es
posible que te deje un aliento no muy agradable. Pero te aseguramos que
combinar la cebolla con el ajo se alza como un remedio muy efectivo para tratar
la neumonía. Desinflama y cura. Antibióticos naturales al alcance de
cualquiera. ¿Y cómo lo preparamos? Muy fácil. Pica dos ajos y unos 50 gramos de
cebolla. Pícalo todo muy finito y añádelo a un vaso de agua natural. Incluye
también una cucharada de miel. Mézclalo todo bien y bébelo por las mañanas.
¡Verás qué bien te va!
5. Jugo de zanahoria
Antes de tu cena, sería
ideal que te prepararas este sencillo jugo de zanahoria. ¿Y por qué zanahoria?
Porque este vegetal te permitirá fortalecer tus pulmones. Te ofrecerá además
ricos antioxidantes para reparar el tejido dañado. Además son muy ricas en
vitamina A, en calcio, hierro, magnesio,
potasio, fósforo y vitaminas del
complejo B. Haz un licuado con dos zanahorias y añade un vaso de agua. ¡Muy
fácil!
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