domingo, 19 de abril de 2015

¿LA ANOREXIA?



¿LA ANOREXIA?

¿QUÉ ES?

La anorexia consiste en un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de peso provocada por el propio enfermo y lleva a un estado de inanición. La anorexia se caracteriza por el temor a aumentar de peso, y por una percepción distorsionada y delirante del propio cuerpo que hace que el enfermo se vea gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado. Por ello inicia una disminución progresiva del peso mediante ayunos y la reducción de la ingesta de alimentos.

Normalmente comienza con la eliminación de los hidratos de carbono, ya que existe la falsa creencia de que engordan. A continuación rechaza las grasas, las proteínas e incluso los líquidos, llevando a casos de deshidratación extrema. A estas medidas drásticas se le pueden sumar otras conductas asociadas como la utilización de diuréticos, laxantes, purgas, vómitos provocados o exceso de ejercicio físico. Las personas afectadas pueden perder desde un 15 a un 50 por ciento, en los casos más críticos, de su peso corporal. Esta enfermedad suele asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de comportamiento, de la conducta emocional y una estigmatización del cuerpo.

CAUSAS

Su causa es desconocida, pero los factores sociales parecen importantes. Aunque hay muchos factores socioculturales que pueden desencadenar la anorexia, es probable que una parte de la población tenga una mayor predisposición física a sufrir este trastorno, independientemente de la presión que pueda ejercer el entorno. Por ello existen de factores generales que se asocian a un factor desencadenante o cierta vulnerabilidad biológica, que es lo que precipita el desarrollo de la enfermedad.

·        La propia obesidad del enfermo.
·        Obesidad materna.
·        Muerte o enfermedad de un ser querido.
·        Separación de los padres.
·        Alejamiento del hogar.
·        Fracasos escolares.
·        Accidentes.
·        Sucesos traumáticos.

SÍNTOMAS DE ANOREXIA

Esta patología se caracteriza por una pérdida significativa de peso provocada por el enfermo y por una percepción errónea del propio cuerpo. En consecuencia, los problemas endocrinos se hacen evidentes en un espacio de tiempo relativamente corto. Los principales síntomas que determinan la aparición de la enfermedad son los siguientes:

·        Rechazo a mantener el peso corporal por encima del mínimo adecuado para la edad y talla del enfermo.
·        Miedo al aumento de peso o a la obesidad incluso cuando el peso se encuentra por debajo de lo recomendable.
·        Percepción distorsionada del cuerpo, su peso y proporciones.
·        Ausencia de tres ciclos menstruales consecutivos en las mujeres (amenorrea). Los anoréxicos pueden experimentar una serie de síntomas muy variados: estreñimiento, amenorrea, dolor abdominal, vómitos, etc.

Pero es la familia la que detecta los síntomas que dan la voz de alarma:

·        Preocupación excesiva por la composición calórica de los alimentos y por la preparación de los alimentos
·        Constante sensación de frío
·        Reducción progresiva de los alimentos
·        Obsesión por la imagen, la báscula, los estudios y el deporte
·        Utilización de trampas para evitar la comida
·        Hiperactividad

A estos síntomas se le suman otros rasgos típicos como la irritabilidad, la depresión y los trastornos emocionales o de la personalidad. Asimismo, se manifiesta una alteración de la sensación de saciedad y plenitud antes de las comidas, náuseas, hinchazón, o incluso ausencia de sensaciones. En esta patología también se observan numerosos trastornos cognitivos que se centran en los alimentos, el peso corporal y el aspecto físico:

·        Abstracciones selectivas
·        Uso selectivo de la información.
·        Generalizaciones
·        Supersticiones.
·        Se magnifica el lado negativo de cualquier situación.
·        Pensamiento dicotómico.
·        Ideas autorreferenciales.
·        Inferencia arbitraria

En cuanto a las consecuencias clínicas, los síntomas son los siguientes:

·        Las pulsaciones cardiacas se reducen.
·        Se producen arritmias que pueden derivar en un paro cardiaco.
·        Baja la presión arterial.
·        Desaparece la menstruación en las mujeres (amenorrea).
·        Disminuye la masa ósea y, en los casos muy tempranos, se frena la velocidad de crecimiento.
·        Disminución de la motilidad intestinal.
·        Anemia.
·        Aparece un vello fino y largo, llamado lanudo, en la espalda, los antebrazos, los muslos, el cuello y las mejillas.
·        Estreñimiento crónico.
·        La disminución del gasto energético produce una sensación constante de frío.
·        La piel se deshidrata, se seca y se agrieta.
·        Coloración amarillenta en las palmas de las manos y las plantas de los pies por la acumulación de carótenos en las glándulas sebáceas.
·        Las uñas se quiebran.
·        Pérdida de cabello.
·        Problemas con los dientes y edemas periféricos. Hinchazones y dolores abdominales.

DIAGNÓSTICOS

La anorexia nerviosa se diagnostica, generalmente, basándose en una intensa pérdida de peso y los síntomas psicológicos característicos. La anoréxica típica es una adolescente que ha perdido al menos un 15 por ciento de su peso corporal, teme la obesidad, ha dejado de menstruar, niega estar enferma y parece sana.



TRATAMIENTOS

Los objetivos globales del tratamiento son la corrección de la malnutrición y los trastornos psíquicos del paciente. En primer lugar se intenta conseguir un rápido aumento de peso y la recuperación de los hábitos alimenticios, ya que pueden implicar un mayor riesgo de muerte. Pero una recuperación total del peso corporal no es sinónimo de curación. La anorexia es una enfermedad psiquiátrica y debe tratarse como tal. El tratamiento debe basarse en tres aspectos:

Detección precoz de la enfermedad: conocimiento de los síntomas por parte de los médicos de atención primaria y de los protocolos que fijan los criterios que el médico debe observar.

Coordinación entre los servicios sanitarios implicados: psiquiatría, endocrinología y pediatría.

Seguimiento ambulatorio una vez que el paciente ha sido dado de alta, con visitas regulares. Las hospitalizaciones suelen ser prolongadas, lo que supone una desconexión del entorno que puede perjudicar el desarrollo normal del adolescente. Por ello son aconsejables, siempre que se pueda, los tratamientos ambulatorios.

El ingreso en un centro médico es necesario cuando:

La desnutrición es muy grave y hay alteraciones en los signos vitales
Cuando las relaciones familiares son insostenibles y es mejor aislar al paciente.

Cuando se agravan los desórdenes psíquicos.

El tratamiento ambulatorio es eficaz cuando:

Se detecta de manera precoz.

No hay episodios de bulimia ni vómitos y existe un compromiso familiar de cooperación.

De esta manera se inicia el tratamiento con la realimentación, que en ocasiones puede provocar molestias digestivas, ya que el cuerpo no está acostumbrado a ingerir alimentos. Con el tiempo se restablece la situación biológica y vuelve la menstruación. Después comienza el tratamiento psicológico, que intenta reestructurar las ideas racionales, eliminar la percepción errónea del cuerpo, mejorar la autoestima, y desarrollar las habilidades sociales y comunicativas entre el enfermo y su entorno. La familia debe tomar parte de manera activa en el tratamiento porque en ocasiones el factor desencadenante de la enfermedad se encuentra en su seno y, además, la recuperación se prolonga inevitablemente en el hogar.

OTROS DATOS

Cerca del 95 por ciento de las personas que sufren este trastorno son mujeres. Generalmente comienza en la adolescencia, a veces antes y menos frecuentemente en la etapa adulta. La anorexia nerviosa afecta primordialmente a las personas de clase socioeconómica media y alta. En la sociedad occidental el número de personas con este trastorno parece aumentar. La anorexia nerviosa puede ser leve y transitoria o grave y duradera. Se han comunicado tasas letales tan altas como del 10 al 20 por ciento. Sin embargo, como los casos leves pueden no ser diagnosticados, nadie sabe exactamente cuántas personas tienen anorexia nerviosa o qué porcentaje muere de ella.

La edad de inicio de la anorexia se sitúa en la primera adolescencia, en torno a los 12 años, si bien la población más afectada se encuentra entre los 14 y 18. Es más frecuente en las clases sociales media y media-alta. En un 95 por ciento de los casos la anorexia afecta a mujeres jóvenes, aunque en los últimos años se ha producido un aumento en hombres, en mujeres adultas y en niños. Existen colectivos más propensos a sufrir estos trastornos, es el caso de las gimnastas, las bailarinas o las modelos. En la anorexia nerviosa se pueden distinguir dos subtipos:

Subtipo restrictivo: la reducción de peso se consigue mediante dietas o ejercicio físico intenso y el enfermo no recurre a sobreingestas, atracones o purgas.

Subtipo bulímico: El enfermo recurre a las purgas aunque haya ingerido una pequeña cantidad de alimento.

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