Seguro has
comido alguna vez pipas de girasol, con o sin cáscara, saladas o no. ¿Sabías
que de este fruto seco se obtiene el aceite que usas para muchas de tus
comidas? El origen de este cereal está en los montes tibetanos, crece de forma
silvestre y su cultivo se ha expandido a muchas regiones del mundo. Conoce
cuáles son las bondades de las semillas de girasol en este artículo.
Qué saber sobre las semillas de girasol
Existen
diversas variedades de girasol y sus semillas pueden ser blancas, rojas,
amarillas… Sin embargo, las más conocidas y consumidas son grisáceas con rayas
blancas. Tienen una buena cantidad de ácidos grasos y son ricas en minerales
tales como el fósforo, el potasio, el magnesio y el calcio.
Por cada 100 gramos de semillas de girasol obtienes:
22 mg de
vitamina E
730 mg de
potasio
100 mg de
calcio
395 mg de
magnesio
595 mg de
fósforo
8,5 gramos
de hidratos de carbono
28 gramos de
proteínas
47 gramos de
grasas saludables
¿Para qué
sirven las semillas de girasol?
Algunas de
las bondades que podemos destacar de las semillas de girasol son:
Mejoran la circulación
Esto se debe
a los ácidos grasos, que tienen la capacidad de reducir el riesgo de padecer
problemas circulatorios, cardíacos o cardiovasculares, como puede ser el
infarto de miocardio.
Son excelentes para los deportistas
Contienen
mucho potasio y magnesio, siendo fundamentales en los planes de alimentación de
los que entrenan de forma profesional, pero también de los que practican
deporte por hobby o diversión. Las pipas de girasol son buenas para los que
realizan esfuerzos físicos constantemente (por ejemplo, en un trabajo que
requiera levantar mucho peso) y ayudan a mejorar el rendimiento físico de
manera natural.
Favorecen el funcionamiento cerebral
Esto es así
porque las semillas de girasol tienen mucho magnesio y fósforo, dos aliados
increíbles para el cerebro. Si tienes que estudiar o rendir un examen, come un
puñado de pipas y verás los resultados. Sirven para mejorar la concentración,
la memoria y el rendimiento mental en general.
Ideales para el embarazo
Las mujeres
en etapa de gestación tienen que consumir una buena cantidad de ácido fólico
para que el bebé pueda formarse bien y ella misma no se debilite. Las pipas de
girasol son ricas en este nutriente imprescindible para evitar malformaciones
en el feto o enfermedades en la madre.
Fortalecen el sistema inmune
En relación
a lo que se decía antes, no solo las mujeres embarazadas pueden comer semillas
de girasol para evitar enfermarse, sino cualquier persona. Mantienen y aumentan
las defensas del organismo y previenen o erradican diversas patologías sobre
todo relacionadas con virus.
Reducen el cansancio
Si estás
necesitando una ayuda natural para tener más energía y vitalidad y no quedarte
dormido en cualquier lado, no dudes en comer pipas de girasol. Entre sus tantos
componentes, la tiamina (o vitamina B1) permite evitar problemas del sistema
nervioso y la fatiga crónica. ¡Perfectas para un día muy ajetreado en la
oficina!
Mejoran el aspecto de la piel
Además de
ser buenas para la salud, las semillas de girasol nos sirven como tratamiento
para la belleza (que, en definitiva, es salud también). Ya que tienen una buena
cantidad de vitamina E que nutre y rejuvenece la dermis. Este nutriente es uno
de los antioxidantes más potentes que existen. Come pipas y siéntete renovada
de pies a cabeza.
Reducen la osteoporosis
Sobre todo
las mujeres, después de la menopausia, sufren de descalcificación de los
huesos. Más allá de que todo el mundo cree que los lácteos tratan este
problema, existen otras opciones como es el caso de las semillas de girasol,
que tienen un gran contenido de calcio, evitando quebraduras o fisuras de
huesos frágiles.
Aumenta la fertilidad
Esto, en
realidad, no tiene una base científica sino que, más bien, es una creencia
popular. Desde tiempos remotos se creía que aquellas mujeres que comían
semillas de girasol eran más fértiles y podían tener más hijos.
¿Cómo consumir las semillas de girasol?
Como has
podido leer, las pipas de girasol tienen muchas propiedades y si bien están
aconsejadas para todas las edades, en particular se recomiendan para las
mujeres embarazadas y en etapa de lactancia y las personas de la tercera edad.
Puede ser un
exquisito snack para media mañana, un aperitivo o entrante para antes de la
cena o hasta un sustituto perfecto para las golosinas. Algunas personas vierten
semillas de girasol a las ensaladas, sopas, cremas o tartas. Si se muelen,
obtenemos una harina que sirve para postres, pastas o sopas.
También las
pipas de girasol pueden formar parte de tu desayuno diario. ¿Cómo? Haciendo
leche de semillas de girasol. Se trata de un excelente sustituto de la leche de
vaca, siendo perfecto para los intolerantes a la lactosa o los veganos.
Ingredientes
1 taza de
semillas de girasol peladas
Azúcar
moreno (o miel, en caso de no ser vegano)
6 tazas de
agua (1,5 l)
1
cucharadita de canela en polvo o extracto de vainilla
Deja en
remojo las semillas de girasol toda la noche. Al otro día, cuela y coloca en la
licuadora con los demás ingredientes. Si quieres que te quede más espesa,
reduce la cantidad de agua y si prefieres más líquida, puedes añadir más agua o
menos semillas. Cuela y bebe de inmediato. Queda más que rica con plátanos,
fresas o cereales integrales. ¡Ideal para un licuado que te sirva para comenzar
la jornada con todas las energías!
Para poder
conservar siempre frescas las semillas de girasol y tenerlas disponibles para
consumir cuando lo desees, guárdalas en un frasco de vidrio con tapa hermética
y no las expongas al sol ni a ambientes muy calurosos.
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