jueves, 19 de marzo de 2015

¿QUÉ ES LA VAGINITIS?





La vaginitis es una inflamación de la pared mucosa de la vagina, que normalmente se acompaña de afectación vulvar, por lo que es más común hablar de vulvovaginitis.

La vaginitis es uno de los problemas ginecológicos más frecuentes durante la infancia y la adolescencia. Además, se diagnostica en más del 25% de las pacientes que acude al especialista por problemas ginecológicos, y se estima que el 90% de las mujeres padece algún tipo de vaginitis a lo largo de su vida.
Puede deberse a una causa específica, pero hasta en un 10% de los casos no se puede establecer el origen de la afección.

El flujo vaginal normal es blanco, heterogéneo y carece de olor; cualquier cambio en las características del mismo puede indicar la presencia de una vaginitis infecciosa.

Factores de riesgo de la vaginitis

·  Inmunodepresión. Esto puede hacer que proliferen diversos microorganismos en la flora vaginal.
·        Tratamientos prolongados con antibióticos de amplio espectro y corticoides.
·        Toma de anticonceptivos orales.
·        Embarazo.
·        Diabetes. La infección provocada por candida suele recidivar en pacientes con diabetes mal controlada.
·        Obesidad.
·        Usar ropa muy ajustada.
·        Tabaquismo.
Causas de vaginitis

Las siguientes situaciones pueden ser causa de vaginitis:

Infecciones: una infección es la causa de la mayoría de las vaginitis en mujeres adultas, y normalmente son debidas a bacterias, aunque también pueden ser ocasionadas por otras causas como virus u hongos. Las más comunes son la candidiasis y la tricomoniasis.

Reacciones alérgicas: a medicamentos, materiales utilizados en la confección de ropa interior, productos empleados para la higiene íntima, compresas o tampones, espermicidas, lubricantes, preservativos, o incluso a componentes químicos de los detergentes o suavizantes con los que se lavó la ropa pueden también estar entre las causas de la vaginitis.

Traumatismos o cuerpos extraños en el interior de la vagina: esto es común en niñas pequeñas, que pueden llegar a introducirse pequeños juguetes.

Hormonales: es común la vaginitis atrófica en mujeres postmenopáusicas, debido a que en este período de la vida los niveles de estrógenos descienden de forma brusca, el revestimiento interno de la vagina se adelgaza, y el flujo normal disminuye.

Síntomas de vaginitis

Las vaginitis cursan con picor, hinchazón y enrojecimiento de los tejidos. Debido al intenso picor, pueden encontrarse también lesiones de rascado en la vulva. Estos síntomas se acompañan también de una secreción vaginal extraña denominada leucorrea, que será diferente dependiendo de la causa de la enfermedad:

Una infección bacteriana produce una secreción blanca, gris o amarillenta, con un olor semejante al del pescado, que se intensifica tras el lavado con jabón, al disminuir la acidez vaginal, lo que favorece la proliferación bacteriana.

En el caso de una infección por candidiasis, la leucorrea es blanquecina, de gran viscosidad y con grumos (suele decirse que tiene aspecto de yogur).
En una tricomoniasis, en cambio, la leucorrea es muy abundante, muy maloliente, de color verde-amarillento y espumosa.

La paciente puede sentir incluso dolor al orinar (disuria), dolor o irritación durante el coito (dispareunia) y dolor abdominal.

La vaginitis atrófica se manifiesta simplemente con una mucosa vaginal seca e inodora y dolor durante el coito.

Los síntomas de vaginitis, resultan muy molestos, y en algunos casos pueden presentarse algunas complicaciones leves, como la sobre-infección de las lesiones de rascado que hayan podido producirse en la vulva o en las zonas inferiores de la vagina.
Diagnóstico de vaginitis



Para diagnosticar si existe o no vaginitis, en primer lugar el médico debe proceder a la exploración física de la paciente, observando la distribución del vello, la presencia de lesiones de rascado, y las características de la leucorrea.
Cuando se trata de niñas pequeñas se debe comprobar también si hay cuerpos extraños en el interior de la vagina. Es necesario introducir un espéculo en la vagina de la paciente para ver qué aspecto tiene la mucosa cervical.

Citología de Papanicolau
Esta prueba recoge células de varias partes del cuello del útero de la paciente para estudiarlas al microscopio. Más que una técnica diagnóstica, la citología cervical es una técnica de diagnóstico precoz para detectar una infección causada por el Virus del papiloma humano (VPH). Determinación del pH vaginal: lo normal es que sea de 4,5. La elevación o descenso de esta cifra puede orientar al médico hacia alguna de las causas antes mencionadas.

Prueba de aminas
El exudado vaginal se mezcla con una disolución de hidróxido de potasio (KOH). Esta prueba es positiva cuando dicha mezcla hace que se produzca mal olor. En el caso de una infección por candidiasis esta prueba es negativa.

Determinación de “clue cells” o células clave
Se toma una muestra del líquido vaginal y se observa en el microscopio. La presencia de este tipo específico de células es altamente sugestivo de que se trate de una infección bacteriana.

Cultivo de la secreción vaginal
Se realiza en distintos medios para descubrir qué microorganismo es el causante de la infección. En la práctica clínica, esta prueba no suele realizarse de manera rutinaria porque puede haber falsos positivos y, en muchas ocasiones, se puede determinar la causa gracias a las manifestaciones clínicas y las pruebas anteriores.

Ecografía
Si se sospecha la presencia de cuerpos extraños y no logran verse con la simple inspección física puede realizarse una ecografía para ver mejor el interior de la vagina.

Tratamiento de la vaginitis



Es muy importante determinar el origen del problema para establecer un tratamiento adecuado capaz de eliminar los factores desencadenantes de la vaginitis.

Si se debe a un objeto extraño alojado en la vagina debe extraerse con cuidado de no dañar más las paredes vaginales. En estos casos puede ser necesario romper, si es que no se ha roto ya al introducir el objeto, el himen de la niña.

Si la causa es una alergia a algún producto químico de uso personal es imprescindible averiguar cuál es el responsable para dejar de usarlo. Además, se pueden administrar antihistamínicos como loratadina, ebastina y cetirizina.
A las mujeres que sufren de vaginitis atrófica durante la menopausia su médico les puede prescribir una crema de uso tópico rica en estrógenos, que se aplica por las noches, antes de dormir. Es recomendable que utilicen lubricantes con mucho agua para evitar el dolor durante el coito.

La infección por  tricomonas se trata con metronidazol. En estos casos es importante tratar también a la pareja sexual para prevenir posibles reinfecciones y evitar problemas en el varón. Esta medicación no debe usarse durante el embarazo, ya que puede dar lugar a malformaciones en el feto.
Las candidiasis se tratan con fármacos como el ketoconazol, fluconazol y clotrimazol. Suelen pautarse en forma de tres óvulos de liberación nocturna. Las mujeres notan una clara mejoría de los síntomas ya desde la primera noche de tratamiento. En este caso no es necesario tratar a la pareja, ya que no causa alteraciones importantes en el varón.

Los síntomas generales como el dolor abdominal y la dispareunia, se pueden controlar con cremas hidratantes y analgésicos comunes como ibuprofeno o paracetamol. Aunque en realidad estos síntomas suelen ir disminuyendo paulatinamente al controlar la enfermedad.

Prevención de la vaginitis

Las siguientes pautas te ayudarán a prevenir la vaginitis:

Es aconsejable vestir prendas que no opriman y permitan la transpiración, y cuidar la higiene íntima utilizando productos que no irriten la piel ni alteren el pH vaginal.
Los desodorantes íntimos y los productos perfumados (papel higiénico, jabones...) pueden causar alergia, por lo que es mejor no utilizarlos.
Se deben evitar las duchas vaginales porque pueden irritar y provocar sequedad.
La zona perineal debe limpiarse siempre de delante hacia atrás para evitar el contacto con gérmenes procedentes del ano. Es importante enseñar a las niñas a hacerlo correctamente y acostumbrarlas desde pequeñas a lavarse las manos antes y después de usar el inodoro.
Es necesario lavarse las manos y los genitales antes y después de mantener relaciones sexuales.

Consultar al ginecólogo cuando se observen cambios en el flujo, si se presentan sangrados fuera de la menstruación, o si se aprecia irritación, sequedad, picores, o cualquier signo inusual.

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