Lo primero que debe tener en
cuenta es que el uso del tacón cambia el punto de eje natural que tiene el pie.
Con esto hace que su balance sea más inestable y por lo tanto puede afectar sus
rodillas, caderas y su columna. También considere que los zapatos con tacos
tienden a ser más estrechos en la punta con esto daña el hueso del talón al
forzarlo. El uso de tacones provoca
otras molestias que no son tan dolorosas pero afectan nuestra belleza a la
larga como la aparición de juanetes, dedo martillo y callos.
El 70% del peso corporal
debe reposar en el talón y el 30% en el ante pie.
Además, con los tacones
altos la curva lumbar se acentúa.
Los podólogos desaconsejan
el uso de zapatos de tacón antes de los 18 años.
La mayoría de mujeres se
pierden por llevar sus buenos tacones y los hombres porque ellas lo hagan. La
moda se encarga de repetir un modelo que es el colmo del glamour y que
garantiza un plus de belleza. Pero los tacones se “clavan” en la salud de la
mujer que los pasea.
Los expertos alertan de que
más de cuatro centímetros de altura atentan contra la salud. De hecho, un
zapato ancho, que de estabilidad y que no supere los 4 centímetros de altura,
como el zapato de caballero sería el mejor aliado de nuestros pies.
Un tacón de hasta 4 cm.
ofrece ventajas porque facilita el paso la cuestión está en que el tacón
invierte el reparto natural del peso del cuerpo sobre los pies. El podólogo
Jorge Barnes, presidente del Colegio Profesional de podólogos de Andalucía,
explica que el pie humano está diseñado para soportar el 70% del peso corporal
en el talón y 30% en la parte delantera.
Cuando se aumentan dos
centímetros se equilibran, pero cuando se añaden dos más se invierten los
patrones, lo que obliga a que todas las estructuras superiores (cadera,
espalda…) adopten posturas compensatorias.
“Dos centímetros de altura,
que es lo que suelen tener los zapatos masculinos, ofrecen una ventaja porque
el tacón facilita el paso, pero más de 4 centímetros hace que las líneas de
trasmisión de carga vayan a la zona metatarsal, es decir, a la parte de delante
del pie”, afirma Barnes. Además, cuanto más alto es el tacón más corto es el
paso, entonces tenemos un mayor gasto energético.
Columna, rodilla, callosidades y nervios
El doctor Matías Alfonso
Olmos, especialista del departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de
la Clínica Universidad de Navarra, coincide en que la zona que más se
sobrecarga con el uso de tacones altos es el antepié. “Los tacones pueden
producir problemas en los metatarsianos, callosidades e irritación de los
nervios pudiendo agravar o provocar el neuroma de Morton”, explica.
La madurez de la columna
está en los 18 años. Las malas posiciones previas traerán problemas después el
neuroma de Morton es el engrosamiento del nervio que transcurre entre el tercer
y cuarto metatarsiano, y a veces también entre el segundo y el tercero, un
problema que se puede agravar con el uso de zapatos muy estrechos y de tacón.
El traumatólogo destaca
además que la curva lumbar se acentúa y puede provocar mayor sobrecarga a las
articulaciones superiores, incidiendo negativamente en problemas que ya existan
en la columna.
El uso de zapatos de tacón a
edades muy tempranas es desaconsejable porque puede producir problemas a largo
plazo. En palabras del podólogo Jorge Barnes, “la madurez de la columna
vertebral se puede establecer desde los 18 años y las malas posiciones que se
generen antes de estas edades pueden traer problemas después”
Los zapatos altos y
apretados contribuyen en gran parte a la aparición de las callosidades en los
dedos y las plantas del pie, así como los juanetes, que no sólo no son
glamorosos, también pueden causar dolor. Éstos son algunos de los resultados
del uso de los tacones, pero pocas mujeres saben que el uso de tacones altos
puede contribuir al desgaste del cartílago que existe en las articulaciones. Al
acabarse este cartílago, los huesos rozan unos con otros generando desgate de
los mismos. Esta enfermedad es conocida como osteoartritis.
Si tienes sobrepeso debes
tener aún más cuidado con tus pies. Una cosa es permanecer sentada con tacones
y otra muy distinta, es caminar con ellos. Al caminar, tus pies soportan casi
cuatro veces el peso de tu cuerpo. Imagínate ese peso sobre tacones altos.
Cuando estas en posición vertical, el talón es la parte del pie diseñada para
soportar el peso de tu cuerpo. Cuando utilizas los zapatos altos, el peso de tu
cuerpo recae en la parte delantera de la planta del pie y sobre los dedos. Esto
produce que los dedos de los pies se vayan deformando debido al peso que tienen
que soportar.
Si eres diabética también
debes tener mucho cuidado con el calzado que eliges. Los zapatos puntiagudos
pueden causar presión en tus dedos, mientras que los zapatos altos no permiten
que el pie encuentre una postura cómoda para descansar.
Pero los zapatos no sólo
afectan a tus pies, sino a otras partes de tu cuerpo como a las rodillas y a la
espalda. Algunos especialistas consideran que el usar tacones altos es un
verdadero atentado contra la salud de las rodillas porque genera desgaste en
esos cartílagos también. Por eso, antes de subirte en tus tacones altos,
recuerda que la rodilla es una articulación muy compleja que cuando se ve
afectada requiere de tiempo y esfuerzo para su recuperación.
La espalda tampoco se escapa
del efecto dañino de los zapatos de tacón. ¿Por qué? Al usar zapatos altos e
incómodos, adoptas cierto tipo de posturas tratando de aliviar el malestar y el
dolor de tus pies. Muchas de estas posturas afectan tu espalda. Se recomienda
evitar el uso de los tacones más altos de 4 centímetros o de 1.5 pulgadas. Esto
ayuda notablemente a disminuir los dolores de la espalda. Si tu espalda te
envía señales de auxilio, piénsalo dos veces antes de comprar tacones altos. Te
evitarás un problema mayor.
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