viernes, 20 de marzo de 2015

VÉRTIGO



¿Qué es el vértigo?


El vértigo es una sensación ficticia, generalmente de tipo rotatorio, de desplazamiento del cuerpo o de los objetos situados a su alrededor.
Debe diferenciarse del mareo, que consiste en una sensación de inseguridad e inestabilidad, algo parecido a la ebriedad, mientras que el vértigo provoca en el paciente una impresión de movimiento o giro, que puede ser pasajera, durar horas o incluso días.

En muchos casos el vértigo se acompaña de nistagmo, que consiste en un movimiento involuntario y espasmódico de los ojos, que puede ser horizontal, vertical o rotatorio, y puede afectar a un solo ojo o a ambos.
El vértigo se asocia con una alteración, ya sea permanente o transitoria, del equilibrio. Puede presentarse a cualquier edad, aunque predomina entre los 40 y los 60 años y es más frecuente en mujeres.

Causas del vértigo

Existen muchas razones por las cuales se produce el vértigo; actualmente se han descrito hasta 305 causas, entre las que se encuentran:
Un traumatismo craneal.
Anomalías e infecciones del oído.
Cardiopatía.
Presión arterial anormal.
Tumores cerebrales.
Esclerosis múltiple.
Manifestación clínica de una isquemia cerebral.
Como consecuencia de tratamientos previos con salicilatos, aminoglucósidos y anticonvulsionantes.
Síntomas del vértigo

El vértigo puede ser periférico o central.

Periférico: en este caso es el sistema vestibular el que está dañado. El vértigo es muy intenso y suele cursar de forma episódica, es decir, que hay momentos en los que el paciente se encuentra bien y otros en los que no. Se acompaña de pérdida de audición. El nistagmo tiene una dirección horizontal y se ve aumentado al suprimir la fijación de la mirada.
Central: se asocia a lesiones que asientan en distintos niveles encefálicos. En este caso, el vértigo es mucho menos intenso, aunque continuo. No se acompaña de pérdida de audición. En este tipo de vértigo el nistagmo puede tener cualquier dirección.
Formas más importantes
Enfermedad de Ménière: Afecta al sistema vestibular. Es de origen desconocido. Comienza entre los 40 y los 50 años y afecta tanto a hombres como a mujeres. Se caracteriza fundamentalmente por episodios de vértigo, pérdida de audición y alucinaciones sonoras (conocidas como acúfenos). El vértigo suele durar minutos o unas pocas horas y se acompaña de vómitos. La pérdida de audición empeora progresivamente. Al comienzo, la enfermedad se manifiesta en un solo oído, aunque tras unos años afectará a ambos.
Vértigo postural paroxístico benigno (VPPB): Es una de las principales causas de vértigo en pacientes que acuden a consulta, y predomina en mujeres adultas. Se caracteriza por la presencia de episodios breves de vértigo acompañado de nistagmo. Se produce cuando la persona cambia de posición, por ello suele presentarse por la noche (al voltear la cabeza sobre la almohada) pudiendo llegar a despertar al paciente. En casi la mitad de los casos, remite de forma espontánea unos tres meses después de su inicio; sólo un pequeño grupo de personas lo padecen de forma permanente.

Diagnóstico del vértigo



En primer lugar es necesario realizar una buena historia clínica, en la que se debe incluir la forma de inicio del cuadro, la existencia de síntomas asociados (náuseas, vómitos, hipotensión), los factores que alivian o empeoran el vértigo, así como los antecedentes familiares del paciente.
Es importante comprobar la motilidad ocular, porque cuando es anómala puede indicar que existe una disfunción del oído interno o de las conexiones nerviosas entre este y el cerebro.
El examen del conducto auditivo con el otoscopio puede poner de manifiesto la presencia de algún exudado o secreción otológica o dolor, que indicaría que es más probable que se trate de una infección que de cualquier otro problema anatómico.
Además, es preciso evaluar el reflejo vestíbulo-ocular; normalmente esto se hace girando la cabeza del paciente mientras este fija la mirada en un punto (como la nariz del médico).
La evaluación de la audición tiene como objeto ayudar a diferenciar un vértigo periférico de uno central.

Realizar pruebas de imagen como radiografías, resonancia y TAC sirve para descartar algunos problemas mayores como un tumor del nervio vestibular, o bien un traumatismo o fractura importante.
Si el vértigo se acompaña de otros síntomas como cefaleas, visión doble, falta de coordinación en los movimientos, debilidad en las extremidades y lenguaje ininteligible, puede ser indicio de la existencia de un trastorno neurológico cerebral.
Tratamiento del vértigo

Para aliviar la sintomatología vertiginosa se recomienda emplear, siempre bajo consejo y control del médico, alguno de esta serie de fármacos. Eso sí, debes tener en cuenta que estos fármacos se deben emplear en dosis bajas al principio del tratamiento del vértigo para, posteriormente, ir incrementando paulatinamente la dosis:
 Prometacina y meclicina.
Diacepam y clonacepam.
Tietilperacina y metoclopramida.
Ondansertrón.
Sulprida.

La enfermedad de Ménière se trata con una combinación de una dieta hiposódica (baja en sal) junto a la restricción de alcohol y nicotina, y la administración de diuréticos, con el fin de disminuir las crisis de vértigo y limitar la pérdida de audición. Deben seguirse también algunas medidas higiénicas como evitar cualquier actividad que pueda desencadenar las crisis de vértigo y prevenir los cambios bruscos de postura. Los periodos críticos de vértigo se tratan con los fármacos mencionados anteriormente. En caso de fracaso de estos se recurre a gentamicina transtimpánica o estreptomicina intramuscular (con ello suele controlarse el vértigo hasta en un 90% de los casos, pero supone un riesgo de daño en la audición).

Cuando el tratamiento médico para el vértigo no haya dado resultado se recurrirá a cirugía.

El Vértigo postural paroxístico benigno (VPPB) puede remitir por sí solo, pero su tratamiento es importante para evitar la incapacidad física y emocional que produce. Deben realizarse ejercicios autoaplicados, que consisten en la provocación reiterada de las manifestaciones clínicas mediante cambios de posición repetidos; de este modo se acaba consiguiendo la remisión del vértigo. Pero estos ejercicios no siempre son bien tolerados por el paciente.

Ante casos que no responden al tratamiento habitual, cuando los síntomas son graves y la vida diaria del paciente se ve limitada, se recurre al tratamiento quirúrgico.

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