domingo, 22 de marzo de 2015

CÁNCER DE OVARIO





El cáncer ovárico es una enfermedad en la cual las células malignas que provocan el tumor se forman en los tejidos de los ovarios. Los ovarios, que forman parte del sistema reproductor femenino, se localizan en la pelvis, uno a cada lado del útero. Tienen más o menos el tamaño y forma de una almendra, y se encargan de secretar los óvulos y las hormonas sexuales femeninas.
El cáncer de ovario es la primera causa de muerte por cáncer en el aparato reproductor femenino, aunque no es el más frecuente; y la sexta causa de fallecimiento por cáncer en la mujer.

Este cáncer lo padece una de cada 70 mujeres, se presenta con mayor frecuencia entre los 65 y los 80 años de edad y el pronóstico, como en todos los cánceres, es peor cuanto mayor es el estadio (grado de desarrollo de la enfermedad) del mismo. En este caso, cuando se detecta el tumor el estadio es ya avanzado, y el tumor suele haberse extendido fuera de los ovarios, de ahí que tenga tanta mortalidad.

Por eso es tan importante el diagnóstico precoz de este tumor, ya que permite mejorar el pronóstico, que, por otro lado, cada vez es algo mejor gracias a los avances que se están produciendo en el tratamiento médico y la cirugía relacionados con el control de esta enfermedad.

También es muy importante el apoyo psicológico que recibe la paciente al ser diagnosticada y, en general, durante todo el tratamiento, ya que le ayudará a afrontar mejor este proceso.

Causas del cáncer de ovario


No se conocen las causas del cáncer de ovario, aunque sí se ha observado que existen una serie de factores que predisponen a una mujer a desarrollar este tipo de cáncer, mientras que otros factores disminuyen el riesgo de padecer la enfermedad.

Factores de riesgo del cáncer de ovario
Teoría de la ovulación incesante: el traumatismo-rotura que se produce durante cada ovulación para que salga el óvulo del ovario puede resultar un estímulo para la aparición del cáncer de ovario. Por este motivo, las mujeres sin descendencia corren un riesgo mayor, ya que la gestación supone un período de reposo ovulatorio, y aquellas que no han estado embarazadas habrán sufrido un mayor número de ovulaciones.

Genético: aparece con mayor frecuencia en aquellas mujeres con una historia familiar de cáncer de ovario. Se ha observado que el 30% de los cánceres de ovario expresan niveles elevados de determinadas mutaciones genéticas.
Edad: a mayor edad, mayor riesgo.

Factores protectores del cáncer de ovario

El síndrome de ovario poliquístico (SOP), ya que esta afección impide que se produzca la ovulación en las mujeres afectadas por este trastorno.
Los anticonceptivos orales; al tomar anticonceptivos hormonales se evita la ovulación.
La ligadura de trompas y la histerectomía, causan una disminución de la ovulación al alterarse la vascularización de la zona.
Los embarazos.
  
Tipos de cáncer de ovario



Cuando hablamos de cáncer de ovario se pueden distinguir diversos tipos de tumores. A continuación se relacionan algunos de los más comunes:

Tumores epiteliales
Constituyen la mayor parte de los tumores de ovario, hasta el 75% (incluyendo benignos y malignos) y el 90% de los malignos. Esta definición incluye un conjunto de tumores derivados del epitelio del ovario (tejido que lo cubre), y los más comunes son:
Serosos (60-80%): Cistoadenoma, cistoadenocarcinoma. Son los más frecuentes, y suelen ser bilaterales.  Globalmente malignizan 3 veces más que los mucinosos.
Mucinosos (25%): Cistoadenoma, cistoadenocarcinoma. Suelen ser benignos, y pueden llegar a alcanzar un gran tamaño.
Endometroides (20%): (endometrioma, carcinoma). La mayoría son malignos, y en algunas ocasiones se asocian a adenocarcinoma de endometrio.

Germinales
Constituyen el 25% del total, pero son el 60% de los tumores que aparecen en mujeres jóvenes, y suelen producir dolor y distensión abdominal.
El teratoma quístico maduro es el más frecuente (90%) y es benigno, sin embargo, el resto de los tumores de este grupo son malignos. Los más destacados son:

Teratoma quístico benigno o quiste dermoide: es muy frecuente y normalmente benigno. En su composición predominan tejidos como glándulas sebáceas, sudoríparas, pelo…

Disgerminoma: es el tumor maligno más frecuente de este grupo, y el maligno más frecuente en pacientes menores de 30 años.

Tumores de los cordones sexuales-estroma
Es el grupo menos frecuente, y constituyen el 5% de los tumores del ovario.
De la granulosa: son más frecuentes en mujeres postmenopáusicas, y producen estrógenos (hormona femenina), por lo tanto pueden presentar síntomas precozmente debido al aumento de estrógenos, como ausencia de la menstruación o, por el contrario, sangrados abundantes, aumento del grosor del endometrio... Al manifestar síntomas de forma temprana, se diagnostican en estadios poco avanzados, lo que mejora el pronóstico.

De la teca-fibroma: suelen ser benignos, y aproximadamente la mitad producen estrógenos y/o andrógenos (hormona principalmente masculina), lo que puede facilitar un diagnóstico temprano, como en el caso de los tumores derivados de la granulosa.

Androblastoma: normalmente son benignos, y reproducen elementos testiculares, por lo tanto la mitad de estos tumores pueden producir andrógenos, y esto puede derivar en síntomas como: acné, aumento de tamaño del clítoris, disminución del sangrado menstrual…, es decir, signos de virilización, y por esto constituyen la primera causa de virilización de origen ovárico.

Síntomas del cáncer de ovario


Los síntomas del cáncer de ovario no suelen ser específicos, sino que son comunes a otras patologías menos graves, por ejemplo del aparato digestivo, por lo que es frecuente que el diagnóstico llegue cuando el tumor está ya en una etapa avanzada.

Además, los síntomas se manifiestan cuando hace tiempo que se padece la enfermedad y, al ser similares a los causados por patología digestiva, pueden tratarse erróneamente durante un tiempo, en muchos casos con antiácidos.

Los síntomas del cáncer de ovario más frecuentes son:
Hinchazón abdominal.
Dolor abdominal.
Hemorragia vaginal irregular, que aparece fuera del periodo menstrual.
Estreñimiento, gases, fuerte micción.
Náuseas y vómitos.
Pérdida de apetito.
Disminución o aumento inexplicable de peso.
Dolor de espalda.
Síndrome constitucional (cansancio, pérdida de peso..) en tumores con gran crecimiento y que se encuentran en estadios avanzados.
Pueden aparecer complicaciones como: ascitis (acumulación de líquido en la cavidad abdominal), torsión, rotura, obstrucción intestinal, diseminación del cáncer a otros órganos, infección...

Diagnóstico del cáncer de ovario
El diagnóstico definitivo del cáncer de ovario se establece mediante el estudio de los tejidos afectados, pero la historia clínica, las técnicas de imagen y los marcadores séricos orientan (muy fielmente en algunos casos) acerca del diagnóstico.
Técnicas de imagen

Ecografía vaginal doppler
Es la técnica de imagen más efectiva en el diagnóstico del cáncer de ovario,  y permite evaluar si una masa detectada es sólida o se trata de un quiste lleno de líquido.

Se sospecha malignidad cuando en la ecografía se detectan, entre otras, alguna de las siguientes características:
Localización bilateral.
Aspecto sólido y quístico.

Presencia de tabiques gruesos, partes sólidas en su interior.
Tamaño mayor de 10 cm en mujeres en edad fértil, o mayor de 5 cm en postmenopáusicas.

Presencia de ascitis (líquido en el abdomen).

Detección de nuevas formaciones vasculares.

Tomografía computarizada

Su principal utilidad es determinar si el cáncer de ovario se ha diseminado hacia otros órganos. Además sirve para comprobar el tamaño del tumor y si los ganglios linfáticos están agrandados.

Resonancia magnética
Las imágenes que se obtienen con esta técnica son más completas que las conseguidas con la tomografía computarizada, en cuanto a la definición de las lesiones y la evaluación de la diseminación del tumor.

Diagnóstico precoz del cáncer de ovario: screening
En mujeres con familiares de primer grado afectadas por cáncer de ovario o cáncer de mama, se suele aconsejar (aunque no hay evidencia científica de la utilidad de este screening) ecografía y medición de Ca 125 anualmente, para descartar posibles síndromes familiares que incluyen cáncer de ovario.

Tratamiento del cáncer de ovario
Habitualmente, el tratamiento del cáncer de ovario se aborda mediante las siguientes técnicas:

Cirugía
El tratamiento básico del cáncer de ovario es quirúrgico, y suele consistir en una cirugía radical, en la que se extirpan el útero y los ovarios, se explora el peritoneo (y se toman biopsias si hay lesiones sospechosas), se eliminan los ganglios de la zona, y puede ser incluso necesario quitar segmentos intestinales, con el fin de eliminar todas las posibles localizaciones del tumor.
En las pacientes jóvenes que deseen tener descendencia, se puede realizar una cirugía más conservadora en algunos casos, que se completaría posteriormente, una vez cumplidos los deseos de descendencia.
En estadios avanzados se extirpa la mayor parte posible del tumor, de manera que lo que quede pueda intentar tratarse tras la cirugía con quimioterapia.
Si no hay opción de cirugía se trata con quimioterapia.

Quimioterapia
Se emplea en función de los estadios y el éxito de la cirugía, como terapia adyuvante para eliminar las posibles células malignas que hayan sobrevivido a la operación. El número de ciclos de tratamiento que recibirá la paciente de cáncer de ovario dependerá de la etapa de su enfermedad en la que se encuentre. En este tipo de cáncer la quimioterapia puede ser administrada en vena (intravenoso o IV) o en el vientre (intraperitoneal o IP). Ver más sobre la quimioterapia
Recientemente los expertos han incorporado al tratamiento con quimioterapia una terapia antiangiogénica con un anticuerpo monoclonal frente a VEGF que mejora significativamente el pronóstico del cáncer de ovario.

Seguimiento
Es muy importante detectar precozmente las recidivas, por eso hay que hacer revisiones periódicas, que pueden incluir:
Examen físico.

Analítica: hematología, bioquímica y marcadores tumorales (Ca 125).


Pruebas de imagen: ecografía, TAC o resonancia.

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